Aquí fue un punto de inflexión que se traslada el signo en cuestión que cobra la imaginación de la región y nos obliga a reconsiderar la altura de este singular momento que vivimos.
Nuestra esplendorosa Edad de Oro ve la semilla de la melancolía germinar en los pliegues del Barroco. Más allá de un desequilibrio humoral que da la condición del genio, la amante de lo absorto o la risa del nihilista, más allá de una retórica intransigente que explora la profundidad, las pasiones, el silencio, el resplandor y la meditación de la muerte, se lee la melancolía barroca Aquí como una categoría cancelada, imposible de recuperar en un presente que, de esa carencia, revela el resto de sus limitaciones.