En su gran mayoría erudito, esta lectura crítica de la turbulenta historia de la relación entre la ciencia y la Iglesia Católica está destinada a ser la obra de referencia en su campo.
El infierno, tal como se describe en este libro, es a la vez una cuestión religiosa y una invención popular, y la capacidad del autor es mezclar ambos conceptos para demostrar que fue la presión de la gente la que obligó a la Iglesia a fijar una doctrina oficial sobre la tema. De esta manera, y en imágenes narrativas alucinantes, el texto hace visiones macabras y tormentos inimaginables aparecen ante nuestros ojos, y luego analizar la forma en que los teólogos racionalizado todo esto con el fin de convertir el infierno en un elemento de disuasión, la prueba de una justicia divina e implacable . Es una obra imprescindible para todos los interesados en la evolución de la cultura, Historia de los Infiernos, y también hace un claro diagnóstico de nuestra contemporaneidad: la desaparición del infierno tradicional y su identificación con la angustia cotidiana de la conciencia moderna.
Traducción: Celia María Sánchez