El diluvio mediático que ha caído en nuestras cabezas sobre Afganistán salta sobre las raíces del drama, ya que los comentaristas no retroceden justo después de la guerra afgano-soviética de 1979-1989. Las fragmentaciones y divisiones que ya existían en el siglo XIX continuaron con el desarrollo del país en el siglo XX, se expandieron en los años setenta y reaparecieron cada vez más intensamente desde la guerra afgano-soviética. Como sucedió en el pasado, las potencias extranjeras juegan con estas rivalidades. Vinculadas a estas tensiones e incertidumbres están las cuestiones de las relaciones con Pakistán y la incidencia de las relaciones indo-paquistaníes en Afganistán. Los contactos interétnicos y las relaciones con los movimientos islamistas y la comunidad internacional dependen de estos conflictos múltiples y de larga data. La aparición de la Internacional islamista y bin Laden no es más que una nueva dimensión de un drama atemporal. Este libro también esboza las líneas generales de lo que podría ser la reconstrucción y el futuro de Afganistán si es permitido por el marco político.