Mucha gente piensa que es malo porque no puede perdonar. Y no es tan malo: Es que, como ser humano, es débil. Todas las fuerzas que tienes no son suficientes para curar las heridas dentro. Necesitamos un Salvador. Nosotros no nos podemos sanar personalmente. Hay tan grandes heridas que necesitan para ser dado el regalo del perdón. Y Jesucristo nos ofrece. Él nos sana. Este libro es un ejemplo de cómo Cristo puede sanar y traer la paz a pesar de grandes afrentas. Recoge, la mano de la hermana Leticia siete casos reales en los que se ha producido el perdón