Pilar Guembe: Todos sus libros


  • Es Que Soy Adolescente Y Nadie Me Comprende

    Es Que Soy Adolescente Y Nadie Me Comprende

    Sólo estoy un adolescente suena como una excusa, y en cierto modo lo es, pero por encima de todo es una forma de pedir ayuda. El niño o niña que da la bienvenida a esta premisa no siempre se montan un argumento de apoyo, sino como un grito de ayuda para los padres y adultos en general, tratamos de entender lo que ellos mismos no entienden. En el fondo, le estamos pidiendo a no tirar la toalla, no cejemos en el esfuerzo para continuar la educación de ellos, para cambiar las estrategias educativas que armarnos de paciencia, recordamos a nuestros jóvenes, que aprenden a tratarlos, no dejarlos solo? Todo eso y más que estamos diciendo con frases adolescentes tan personal y tan universales. Este libro nos enseña a utilizar en las conversaciones con adolescentes preguntas que desafían sus expresiones con el fin de hacerles pensar sobre lo que piensan, lo que piensan, lo que sienten, lo que quieren y lo que hacen. Y también nos ayuda a comprender los adolescentes, que pasa a ser más con ellos, compartir sus preocupaciones, comprender sus problemas, disipar sus temores, potenciando sus ilusiones? y no sacudírnoslas cuando empiezan a molestar.

  • Educar Sin Castigar

    Educar Sin Castigar

    Educar sin castigar es posible. Pero para esto debemos cambiar nuestro estilo educativo. Un golpe de castigo no puede conseguir nada, porque en la educación nada se logra por golpes. El castigo no debe ser la norma, sino la excepción; No es ser ordinario, sino algo extraordinario. Una dinámica de recompensas y castigos nos lleva a un estancamiento, o incluso hacia atrás. La única manera de salir adelante es cambiar la metodología. Si algo no funciona, es imprudente seguir usando. Intentemos otras alternativas, como la motivación positiva, el diálogo, las consecuencias educativas sensatas o las estrategias para ejercer la autoridad; De todos ellos se habla en este libro. Eso no significa que no tengamos que contar con los premios y los castigos; Por el contrario, debemos conocer su funcionamiento muy bien para que no tengamos que usarlos, para que nuestro estilo educativo tenga como lema: la carta con afecto entra y hace posible educar sin castigar. La misión que nos corresponde como padres tiene un alcance inconmensurable. Estamos, parafraseando a George Steiner, cómplices de una posibilidad trascendental, porque en nuestras manos está lo que nuestros hijos serán, y cómo los educaremos dependerá en gran medida de qué clase de gente se convertirán.